Curación | 2022-08-09 22:14:27
El hígado graso es una patología cada vez más frecuente y en aumento. Actualmente, un 30% de la población sufre de esta alteración(1).
Desafortunadamente, como es una enfermedad silenciosa, se interpreta como normal por el paso de los años o como si fuera solo una manifestación de sobrepeso, así que la mayoría de médicos no le da la importancia que tiene y no se ofrece tratamiento ni reacondicionamiento de su estilo de vida.
En la medicina tradicional o alópatica no hay tratamiento estipulado para esta condición tan frecuente, aunque ya encontramos una gran cantidad de literatura que demuestra la relación con otras enfermedades, y cada vez aumentan más los estudios relacionados con el hígado graso.
El hígado graso es un cambio en nuestro organismo que nos alerta que ya desde hace unos 15-20 años (como consecuencia de malas dietas, desórdenes de vida, falta de ejercicio, herencia) se viene procesando un daño subclínico, y si no hacemos nada, podemos continuar un proceso cada vez más dañino, que se presenta de forma oculta y que puede tener consecuencias como hiperlipidemia, enfermedad coronaria, y arterosclerosis, entre otras, como parte de un síndrome metabólico. Además, es importante recalcar que una parte de los pacientes con hígado graso puede evolucionar a carcinoma hepatocelular o insuficiencia hepática. Este conjunto de patologías hacen parte de la condición que se llama resistencia a la insulina.
Es por esto que hay que tomar el tema en serio para mejorar la calidad de vida y prevenir todas las enfermedades que se pueden presentar en el futuro. Es importante que el médico revise todos los aspectos pasados, presentes y posibles futuros, y se trate integralmente al paciente, abarcando todo su ser de una forma holística, teniendo en cuenta su herencia, estilo de vida, y salud emocional, para así ofrecer un tratamiento integral. No es solo prescribir multivitamínicos como vitamina E con acción antioxidante(2)(1), pues, aunque sí está comprobado que sirve, nos olvidamos de revisar todo el estilo de vida.
Como primera medida, es necesario pensar en el origen de la enfermedad. Una historia clínica completa con los antecedentes y una revisión minuciosa de cada sistema siempre nos mostrará claramente qué fue lo que facilitó el desarrollo del hígado graso.
Hay un mito entre muchos médicos y pacientes, que el hígado graso no se cura. En mi experiencia, he visto revertir procesos de hígado graso, mejorar en los exámenes y gratamente constatar en pacientes muy comprometidos que los exámenes de control son normales. Es importante que el paciente entienda qué significa y las consecuencias que puede tener su hígado graso, y de esta manera se comprometa a seguir todos los instructivos que se le dan. Aparte de los medicamentos que se le formulan como detoxificación hepática y drenaje, es clave el hacer ejercicio regular, llevar una dieta en principio de tipo cetogénica, y hacer diariamente un rato de meditación.
También es esencial que el paciente entienda que el tratamiento es un proceso, que se realiza por fases y dura varios meses. Siempre les digo a mis pacientes que su estado actual no se formó en unas semanas, y que para tratarlo necesitamos mínimo de 6 a 8 meses. No se hacen milagros con solo un suerito y unos medicamentos por corto tiempo.
Entonces, para resumir: el hígado graso es una enfermedad cada vez más frecuente, así que debemos darle la importancia que tiene; se forma a través de varios años por factores hereditarios, estilo de vida, alimentación, y otros; es silenciosa, y, lo más importante, se puede curar o mejorar si se realiza responsablemente el tratamiento y cambiamos nuestro estilo de vida.
Artículo realizado por:
Medica Integrativa
Referencias: