Prevención | 2023-03-21 02:54:22
Estos desequilibrios nutricionales hacen que el terreno básico de cada individuo tenga mayor tendencia que los otras personas a producir enfermedades crónicas, y responder inclusive a la recuperación de un evento traumático como por ejemplo una cirugía.
Los médicos rara vez recibimos entrenamiento nutricional básico en la escuela de medicina, según sugiere una revisión sistemática en The Lancet.3 Este pilar nutricional cada vez se considera más importante en la práctica de la medicina holística.
Cuando se tiene por dieta o por suplementación, una nutrición de alta calidad de manera efectiva y consistente, estamos actuando en la prevención y mejoramiento de las condiciones para que el organismos se defienda de las futuras enfermedades. Por ejemplo mejorando la función cognitiva, evitando enfermedades neurodegenerativas, autoinmunes, que son la patología más frecuente de nuestro tiempo. Además, en pacientes con estancias hospitalarias por cualquier motivo, el apoyo nutricional se asocia con menos complicaciones infecciosas y estancias más cortas.
Las enfermedades crónicas representan la mayoría de las preocupaciones de salud en las poblaciones mayores de 40 años, y muchas de ellas responden más fácil teniendo un soporte nutricional bueno. Los riesgos de obesidad, diabetes, hipertensión y enfermedad cardiovascular están estrechamente relacionados con el estilo de vida, especialmente las elecciones dietéticas.
La inmunonutrición, es decir, la capacidad de modular la actividad del sistema inmunológico mediante intervenciones con nutrientes específicos, también ha emergido como un concepto clínicamente importante, destacando la importancia de nutrientes como vitaminas A, C, E y D, ácido fólico, beta caroteno y elementos traza como zinc, selenio, manganeso e hierro para la microbioma intestinal.
Existen varias formas de alimentación basada en plantas llamada nutraceutica , desde dietas de tipo mediterráneo hasta dietas vegetarianas y veganas. Las dietas basadas en plantas buscan maximizar el consumo de alimentos vegetales ricos en nutrientes (verduras, frutas, frijoles, guisantes, lentejas y nueces) y minimizar los alimentos procesados, los aceites y los alimentos animales (incluyendo la leche y los huevos). A pesar de la gran cantidad de evidencia que favorece las dietas basadas en plantas, incluyendo estudios que muestran la disposición del público en general a adoptarlas, muchos médicos no están enfatizando la importancia de las dietas basadas en plantas como tratamiento de primera línea para las enfermedades crónicas.
Nutrientes específicos y patrones dietéticos también han sido investigados por sus propiedades neuroprotectivas. La mejora de la calidad de la dieta y el cumplimiento de las pautas dietéticas que enfatizan el consumo de frutas, verduras, pescado y fibra se relacionaron con una mejor cognición en personas con y sin trastornos cognitivos en dos estudios transversales recientes.14,15 Además, nutrientes específicos como los ácidos grasos omega-3 y la vitamina D, y dietas específicas como la mediterránea y la cetogénica, han surgido en la investigación reciente sobre enfermedades neurodegenerativas con beneficios sugeridos para la prevención, la retención de la enfermedad y la mejora de la calidad de vida para los pacientes.
Artículo realizado por:
Especialistas
Referencia:
The Power of Functional Nutrition. (2023, 6 marzo). The Institute for Functional Medicine. https://www.ifm.org/news-insights/power-functional-nutrition-2/